Último episodio publicado: 28 de julio de 2025


28 de agosto de 2025

Impresiones con 1989 After the War; reminiscencias viejunas en un arcade duro de roer


A pesar de lo que se intuya en el título, 1989 After the War no tiene nada que ver con el juego de Dinamic para micros aparecido en, precisamente, 1989. El nuevo título de SEEP aparece en consolas y para ordenadores a través de plataformas como Steam, y hemos tenido la oportunidad de probarlo durante unas horas en su versión para Switch que edita Ratalaika. ¿Se quedará solo en un recurso fácil que apela a la nostalgia viejuna o tendremos diversión retro como dios manda?

SEEP tiene una larga trayectoria en esto del desarrollo independiente. El equipo italiano formado por dos hermanos, se ha mantenido en la brecha desde hace más de 10 años, editando juegos que apelaban siempre al factor ochobitero, con mucha ilusión, mejorando las producciones y construyendo su propio universo poco a poco. 

El último lanzamiento, aparecido el pasado 15 de agosto para todas las consolas actuales —hace unos meses salió en PC—, ha sido convertido y editado por Ratalaika, el equipo de origen español habitual en estas lizas. Con un precio muy ajustado —menos de 5 €), la propuesta de 1989 After the War es la de ponernos en la piel de Sebastian Beck mientras atraviesa 7 fases repletas de peligros al más puro estilo run'n gun plataformero clásico.

Algunos enemigos no paran de aparecer desde unos puntos de respawn

Así, embutidos en sus ajustados tejanos y chaqueta de cuero, con el pelo al viento y armado con una espada, granadas y un rifle, habremos de sortear no pocos peligros diseminados a lo largo de estos niveles, luchando, además contra la radiación que impera en el ambiente postapocalíptico que plantean sus diseñadores en una suerte de contrarreloj. Si el marcador llega a una cifra determinada, moriremos debido a la radiactividad, sin peros que valgan. Algunos items dispuestos por los escenarios y los checkpoints, unas neveras que nos curan de la radiación —una broma de la que los propios desarrolladores se ríen en el juego—, permitirán recuperarnos y continuar por ciertos lugares de los niveles si perdemos todos los corazones.

Los escenarios van cambiando a lo largo de la aventura

Y es que, a pesar de contar con vidas infinitas, lo cierto es que 1989 After the War es un título difícil. No solo por la disposición de los enemigos y sus patrones de ataque, colocados a mala leche para darnos un toque a las primeras de cambio y respawn infinito, sino también por algunas decisiones en las mecánicas y la jugabilidad que creemos podrían afinarse un poco más, y que limitan el control del personaje sin necesidad. Hablamos, sobre todo, y por un lado, de la manera de pegar espadazos, prácticamente al píxel, con muy poco radio de acción y calculando el tiempo de la animación, lenta y poco efectiva del prota efectuando el golpe. Parece ser herencia de su anterior lanzamiento, Ninja 1987. Y por el otro de la mecánica de las escaleras, muy poco precisa. Al subirnos a cualquiera de las escaleras del juego, no podemos saltar de ellas, sino que hay que dejarse caer. Un recurso que se nos antoja excesivamente anquilosado incluso para incluirlo en un juego de este tipo.

La cosa se pone chunga muy pronto en el juego

En cualquier caso, una vez nos hagamos con estas limitaciones y controlemos el movimiento de las granadas —limitadas— para eliminar enemigos que estén dispuestos a una altura superior a nuestra posición y, ante todo, el tiro con la escopeta, que es capaz de eliminar a todo bicho viviente —o medio muerto, según el caso— que se encuentre en nuestra línea de tiro, — No desesperéis, y veréis que, aunque lejos de ser una joya pulida, 1989 After the War es bastante más agradecido de lo que puede parecer en las primeras partidas.

El tiempo corre en nuestra contra debido a la radiación

Por otro lado, el estilo audiovisual es pixelado e inspirado en paleta de colores, sprites y tiles típicos de consolas como NES. Los niveles son variados y los enemigos, aunque no hay una gran cantidad diferente de ellos, sí que se van introduciendo nuevos a medida que superamos niveles, por lo que siempre habrá un aliciente más para avanzar y encontrarnos con nuevos patrones de ataque y estructura de escenarios. Al final de cada nivel nos encontraremos con el consabido jefe final, dotado de unos patrones muy definidos a la vieja escuela. Agradables y vistosos dentro de lo que podríamos encontrar en una producción de este tipo, lo que quizás decepciona un poco es la banda sonora, algo anodina para un título que denota acción, tiempo que corre en nuestra contra y la necesidad de planificar nuestros movimientos casi al límite.

Los jefes son predecibles, pero hay que aprender bien los patrones de ataque

1989 After the War es un juego divertido y honesto que ofrece por un escaso precio, horas de diversión viejuna y un planteamiento de hace 3 o 4 décadas. Si dejáis de lado ciertos prejuicios y os adaptáis a algunas de sus mecánicas particulares que mencionamos más arriba, la verdad es que se trata de un título disfrutable que merece la pena añadir a vuestra colección digital en consola u ordenador, quizás para intercalar entre partidas más largas y sosegadas de otro juego en el que andéis metidos al mismo tiempo.

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