Cuando Blastmode comenzó a mostrar las primeras imágenes, hace ya bastantes meses, de su juego aún en pañales, la impresión no podría ser más reveladora: gráficos pixelados brillantemente animados en un entorno 2D de disparos y acción sin límite que se inspiraban en los títulos de acción maquineros preferidos de toda una generación de chavales. Poco a poco, la criatura fue creciendo, y Richard Lems, el diseñador neerlandés que ya había trabajado en otros títulos recientes como Kunai, descubría en su cuenta de Twitter algunos detalles jugables en los que se entreveía que también abrazaba mecánicas más contemporáneas, y no se quedaría solamente en una réplica de Metal Slug, Contra y compañía.
Dicho y hecho, el pasado 5 de junio apareció el juego terminado de la mano de Playism en las consolas de nueva generación y en ordenadores a través de Steam. Protagonizado por un ruidoso ganso armado hasta los dientes y con muy mala leche (más que cuando te lo encuentras en plena merienda junto a un lago), Mighty Goose nos propone un divertido y desafiante viaje a través de un puñado de niveles en los que habrá que acabar con todo bicho viviente que se nos ponga delante. Estos niveles estarán dotados de una serie de checkpoints para que podamos continuar a partir de ellos cuando acabemos hechos gansos al horno, y es que gran parte de la dificultad del juego radica en su diseño por tramos repletos de hordas de enemigos deseosos de probar uno de nuestros carnosos muslitos.
Es un planteamiento que ya hemos visto anteriormente en otros juegos modernos que toman prestadas características y mecánicas más o menos de épocas anteriores, como Broforce o el más reciente Huntdown, y quizás, este pueda ser uno de los "peros" más grandes del juego para los que busquen un reto más maquinero, en el que la habilidad y las vidas finitas están a la orden del día. En Mighty Goose podremos repetir hasta la saciedad los diferentes tramos de cada uno de los niveles hasta que consigamos superarlos, y además contaremos con acceso inmediato a una tienda donde comprar armas más convenientes o incluso algún vehículo que nos hará la vida más fácil.
Para ello tendremos que gastarnos la pasta que vayamos recogiendo al eliminar enemigos, y que se va acumulando aunque perdamos nuestra energía y retronemos al checkpoint más cercano. Así, el juego toma un cariz algo más rolero que puede resultar atractivo para cierto público, pero que un servidor no abraza del todo echando de menos un diseño de niveles más variado en el que los propios escenarios y la ubicación de los enemigos supongan el reto, y no simplemente que se nos abalancen por oleadas con el fin de debilitarnos.
La puesta en escena es excelente, hay pocos peros que ponerle al juego. Además de una presencia pixelada más que notable, el juego cuenta con muchos detalles, buenas animaciones y un elenco de enemigos más o menos variado y atractivo. Los jefes finales también están por encima de la media, y los escenarios van cambiando a medida que avanzamos en el juego y están dotados de efectos, vario planos de scroll y una paleta de colores brillante que nos recuerda al excelente Iconoclast. Sus creadores han incorporado algunos efectos en pantalla que ayudan a aumentar la sensación de caos (en ocasiones tendréis la sensación de que esa bala que os ha dado ha aparecido de la nada) y que en definitiva aumentan el nivel de dificultad de manera algo artificiosa. Las escenas animadas entre niveles son un añadido respetable sobre el que se sustenta el desarrollo de la historia.
También nos ha gustado bastante la posibilidad de contar con un acompañante que nos eche una mano disparando a nuestro alrededor, que puede ser manejado automáticamente por la CPU, o disfrutarlo en compañía de algún jugador menos experimentado en un cooperativo que no llega a divertir como un Contra a dobles, pero que es competente para tenerlo en cuenta cuando nos encontremos en el mismo sofá con algún amiguete dispuesto a echar unas partidas. La banda sonora también es bastante atractiva, a caballo entre los sonidos familiares de los 16 bit, con composiciones y ritmos más modernos. No os descubriréis tarareándolas en la ducha, y en ocasiones puede desentonar con la ambientación de según qué nivel, pero tienen fuerza y ritmo y encajan bien con el producto general.
Mighty Goose no pasará a la historia por sus excelencias, pero no deja de ser un juego competente y divertido que se inspira en un género tan venerable como puedan ser los títulos de acción maquineros, y los run'n gun para ser más concretos. Konami, Treasure, Nazca o incluso Factor 5, pusieron el listón muy alto en su momento, y aunque la escena indie ha dado continuidad a este tipo de juegos en los últimos años, ninguno ha llegado a superarlo.
Mighty opta por aportar algunas características y mecánicas más modernas, para atraer al jugador acostumbrado a otro tipo de juego, por una dificultad algo más artificial que no recae solo en el aprendizaje y la habilidad del jugador, sino en la repetición y en la acumulación de monedas para mejorar nuestro arsenal. En cualquier caso, sus gráficos atractivos, competente música y posibilidad de cooperativo, suben algo la media para un juego que no deberíais menospreciar.
Más info en la web oficial
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