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26 de julio de 2019

Impresiones con Virtua Racing para Switch; poderoso lowpoly a toda velocidad

Probamos la incursión del arcade de velocidad de Sega en la consola híbrida de Nintendo




Hace unas semanas aparecieron dos auténticos hitos en los arcades de Sega en la eShop de Switch: por un lado Wonder Boy: Monster Land, el conocido plataformas de aventuras y acción que dio pie a una saga que ha llegado hasta nuestros días, y por otro Virtua Racing, una de las mejores definiciones de lo que debe ser un arcade de cielos azules que ha sido respetuosamente tratado por los genios de M2.




Y es que ya en 1992 Virtua Racing hizo las delicias de los amantes de la velocidad rabiosa y la competición. Los afortunados que pudieron acudir a salones recreativos donde se disponían de varias máquinas encadenadas, vivieron una de las mejores experiencias del momento, compitiendo contra otros jugadores a más de 300 kilómetros por hora en circuitos imposibles donde la simulación dejaba paso a la jugabilidad directa y sencilla que, como es costumbre, siempre guardaba un as en la manga. Los vertiginosos gráficos poligonales a 30 frames por segundo no tenían parangón, aunque solo un año después viniera Daytona USA dispuesto a barrer con todo...

El original ha sido tratado con exquisito respeto


El juego diseñado por el todopoderoso Yu Suzuki con el auspicio de AM2, se convirtió pronto en el objeto de oscuro deseo de miles de jugones, que tuvieron que esperar a que Sega convirtiera la maravilla en 1992 en un cartucho antológico con SVP de por medio para la 16 bit doméstica. A pesar de las evidentes diferencias con respecto a un hardware netamente superior que costaba miles de dólares, lo cierto es que en Mega Drive Virtua Racing resultó ser una excelente conversión, que añadía algo de salsa al conjunto y que refrendado luego con el juego para 32X, Saturn o PlayStation 2, por poner algunos ejemplos, cada una de ellas, por cierto, aportando novedades con respecto al original para arcades.

La conversión incluye los tres circuitos del original


El trabajo de M2 para esta versión de Switch que nos ocupa, sin embargo, ha preferido respetar al original lo máximo posible, en un difícil ejercicio de conversión que ha contado con el código original y con no pocas adaptaciones, sobre todo en cuanto a la velocidad, ya que en la híbrida de Nintendo los cuadros suben a 60 frames a una velocidad máxima de 1080p cuando disfrutemos del juego en el televisor. La velocidad no es baladí, ya que la jugabilidad de Virtua Racing, su dificultad y equilibrio, están directamente relacionados con ello, por lo que un simple desliz podría llevarnos a estrellarnos contra los guardarraíles en una conversión desastrosa.

¡Esto es un desmadre!


Por fortuna esto no ha sido así, y fiel a su tradición, el pequeño equipo nipón especialista en revisiones y adaptaciones nostálgicas ha cumplido con creces incluyendo un modo multijugador para hasta 8 jugadores simultáneos (el online hay que mejorarlo, eso sí) que funciona estupendamente en televisores de un buen tamaño o incluso en un proyector si nos apuran. Las opciones clásicas de sus adaptaciones también están presentes, como son elección de nivel de dificultad, modo de carrera, cambiar el color de nuestro coche, etc. Es una lástima que no se haya podido incluir más contenido, como otros circuitos o tipo de coches que sí que lo están en las conversiones de Saturn o 32X, por ejemplo, pero la incompatibilidad con los juegos de datos de aquellos juegos y el título original hubiera obligado al equipo a hacer un esfuerzo extra de adaptación que no entraría en los planes de un juego que cuesta apenas 7 € en formato digital.

¡Nos encanta el lowpoly!
La apariencia de pocos polígonos y ese sombreado simple de colores, era una necesidad hace 30 años, pero hoy en día puede ser una opción estética. M2 ha ido por el camino de en medio, y aún respetando la carga gráfica exquisita del original, ha optado por eliminar de un plumazo el molesto popping, algo más que apreciable en la cámara más alejada, así como aumentar la resolución como dijimos anteriormente y no usar técnicas de aliasing o similares, dejando que los píxeles crudos sean los protagonistas. Quizás lo más controvertido del conjunto sea esa extraña elección cromática, lejos de los colores saturados típicos de Sega que, si bien, no desvirtúan el trabajo, sí que resulta, cuanto menos raro de ver a poco que recuerdes como era la recreativa original.

La cámara alejada es una auténtica gozada sin rastro del popping


Por lo demás, una jugabilidad exquisita que permitirá que escojamos entre diferentes modos de control, un sonido a la altura de las circunstancias (posiblemente la primera vez que el motor del F-1 del original sigue sonando igual en una conversión), y esas opciones multi que son más que bienvenidas y que podrían poner de nuevo de moda aquellas míticas carreras deluxe con hasta 8 máquinas interconectadas entre sí. Puro éxtasis arcadiano.

Algunos detalles menores, como un online mejorable (¿quizás mediante actualización pudiera mejorarse?), la extraña paleta de colores por momentos o que no se hayan podido incluir los circuitos y coches extras de esfuerzos anteriores, no desmerecen un trabajo que en esencia es una puesta al día de un arcade de pura cepa que en Switch tiene, posiblemente, la mejor versión.

Esta nueva versión de Virtua Racing está disponible para Switch por 6,99 € en la colección SEGA AGES.

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