El punto de partida del juego de Image & Form no podía ser más simple. En un mundo dominado por robots, heredamos la mina de nuestro desaparecido tío, y al mismo tiempo que la explotamos para hacernos millonarios, también nos vemos empujados a descubrir que ha ocurrido en sus galerías. Nos esperan por delante el lejano Oeste en 2D, un ambiente steampunk al que alude precisamente el título del juego y horas de exploración en las profundidades de la tierra. Francamente, no podemos esperar.
La parte superior de la mina no es difícil de excavar, pero los tesoros serán menos valiosos |
Tras unos inicios algo titubeantes, pronto Steamworld nos atrapa y abre todo su potencial ante nuestros hábiles dedos. Al principio avanzamos a través de la dura piedra armados con un simple pico, así que la labor de descenso se torna en algo tediosa, no nos engañemos, pero pronto recogeremos suficientes piedras preciosas como para intercambiarlas por dinero en el pequeño poblado de la superficie, y que a su vez usaremos para adquirir las más que necesarias mejoras y nuevos ítems. El pueblo, por cierto, crecerá a medida que avancemos en el juego, y pronto llegarán nuevos comerciantes a la zona atraídos por nuestro afán recopilatorio con objetos mucho más caros y muy apetecibles, mmmm…. A su vez estos personajes nos proporcionarán pistas, consejos, indicaciones hacia donde dirigirnos y en definitiva le dan un poco más de coherencia a la historia que rodea al juego.
Cranky será el primer vendedor que nos encontremos |
Sin embargo todo gira en torno al descenso a las profundidades, recoger minerales y abrir nuevas zonas gracias a los poderes y mejoras que vamos adquiriendo. Es una especie de Metroid en miniatura, en el que el diseño de niveles cobra naturalmente una importancia crucial, y aunque tenemos a nuestra disposición un mecanismo de autodestrucción en caso de quedarnos atrapados sin salida, será algo que ocurre en pocas ocasiones, poniendo así de manifiesto el excelente trabajo realizado por los diseñadores y los ‘betatesters’. Por otro lado, la aparición de nuevos enemigos, bloques de piedra más resistentes, trampas y el uso del agua para hacer funcionar algunas de las herramientas que portamos, provocarán que el interés en avanzar no decaiga y nos encontremos ante uno de los juegos más adictivos que hemos probado últimamente en la portátil de Nintendo. Palabra.
Resolver este 'amasijo' de piedras puede que nos de acceso a algo interesante |
Además, a medida que vamos llegando al final, comenzamos a descubrir zonas secretas, y el desarrollo cambia un poco en pos de abrir la última y sorprendente zona del mapeado. Un giro muy inteligente del que no queremos desvelar más para no estropearte la sorpresa.
El mapa y zona de inventario de la pantalla inferior nos proporciona información muy útil |
Técnicamente el juego tampoco desmerece. Gráficos 2D animados con gracia, una iluminación dinámica perfecta, y escenarios lo suficientemente variados como para no caer en el aburrimiento. El efecto tridimensional de la consola nos recuerda al de Mighty Switch Force de WayForward, ‘jugando’ entre planos de profundidad. No molesta y está bien implementado.
¿Dorothy? ¿La de Oz? |
La banda sonora es correcta, destaca la música de la introducción, muy a lo ‘Western’, aunque durante la partida puede resultar algo monótona y acabamos por olvidarnos de la música, bajando incluso el volumen en el menú de opciones. Tampoco tenemos tacha en los controles. En general nuestro personaje se deja manejar a la perfección siempre y cuando nos hagamos con la inercia de sus pasos, que en más de una ocasión nos puede hacer una mala jugada. Lo peor quizás sea el salto, algo impreciso ciertamente, pero nada que un jugador curtido a las plataformas de toda la vida no consiga dominar.
Estás máquinas nos proporcionarán nuevos poderes |
En definitiva Steamworld nos ha sorprendido muy gratamente. Es todo un descubrimiento. Mezcla exploración aventurera, plataformas y algo de sabor viejuno, todo embutido en un ambiente steampunk en el oeste muy majo y original. ¿Qué echamos de menos? En primer lugar una mayor dificultad, en segundo más jefes finales (sólo nos enfrentamos con uno al final), y en tercero una opción para jugones más curtidos en el que por ejemplo continuar al perder la energía no fuera tan sencillo.
La parte inferior de la mina guarda más de un secreto... ¡y nuevos peligros! |
Lo mejor en cualquier caso de la producción de Image & Form es su adicción, es difícil dejar de jugar porque casi siempre hay algo nuevo que descubrir, una nueva zona en la que entrar, nuevos poderes y mejoras que adquirir… En nuestra primera partida hemos tardado algo menos de 6 horas en completarlo, y afortunadamente podemos entrar de nuevo en la mina con todas nuestras mejoras y completar el mapeado completo si nos apetece. Una experiencia corta pero muy recomendable.
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