Último episodio publicado: 28 de abril de 2024


5 de julio de 2013

Primer Concurso de RetroRelatos de RetroManiac - Donkey Kong, la verdadera historia jamás contada



1º Concurso RetroRelatos de RetroManiac

Donkey Kong, la verdadera historia jamás contada, por Santiago Cobo Roldán


VIGILIA

Pauline se despertó de improviso. Llevaba toda la noche soñando con aquel tipo de narices gordas y ridículo mostacho. La joven pelirroja estaba empapada en sudor. Varias gotas recorrieron su largo cuello hasta llegar a sus pechos perfectos y redondos. Su transparente camisón dejaba entre ver una figura perfecta. La mujer más deseada del reino.

Miró a su amado, que dormía plácidamente junto a ella. Recordó la pelea que ambos tuvieron aquella misma mañana sobre la conveniencia de ir a una clínica depilatoria. Ella lo amaba profundamente, pero empezaba a estar harta de acabar con la boca llena de pelos cada vez que hacían el amor. Pelos en la cara, en el pecho, en la espalda… incluso en los nudillos de los pies… Él se negó rotundamente, porque él era  Donkey Kong, el rey de la jungla y su pelo era parte de su propia identidad.

Pese al enfado, Pauline se sintió reconfortada al verlo junto a ella. Desde que aquel entrometido fontanero comenzó a perseguirles, sus noches eran largas y tormentosas. Apenas cerraba los ojos, soñaba con aquel tipo, que trataba de alejarla de los peludos brazos de su amado. Hasta ahora, Kong la había mantenido a salvo, pero ¿por cuánto tiempo?

Donkey Kong se despertó pero Pauline no estaba junto a él. Se inquietó y de un salto se colgó de la gigantesca lámpara de la habitación y comenzó a llamarla.

-¡Pauline! ¡Pauline! ¿Dónde estás?

La joven entró en el cuarto. La luz de la luna que entraba por la ventana insinuaba su esbelta y pornográfica silueta. Kong babeó y sus instintos comenzaron a desbocarse bajo el pijama. Trató de acercarse, pero ella le rechazó

– Ahora no. He vuelto a tener esas horribles pesadillas.

El gran simio se sentó junto a ella. Insistió en sus deseos de hacerla suya tocándola un pezón, pero Pauline le incrustó el vaso de leche que llevaba en mitad del hocico. Estuvieron en silencio un rato. Finalmente, se volvieron a acostar.

–No temas Pauline -dijo el mono-. Tengo una buena remesa de barriles. Nos defenderemos bien. Además, he conseguido poner un montón de trampas. Si ese malnacido vuelve a intentar separarnos, se encontrará con más de una sorpresa. Ahora, descansa.

El dios Morfeo los cubrió con su manto.


LA BATALLA

Las primeras luces del alba anunciaron el fin de la bella historia de amor.

– ¡Vamos Pauline!, debemos irnos. Estamos en peligro-  Kong subió sobre su hombro a la chica y comenzó a subir plataforma tras plataforma.

-¿Qué ocurre?- gritó la joven, aún medio dormida.

Donkey Kong alcanzó la plataforma más elevada y posó dulcemente a su amada.

– Es él. Nos ha encontrado. Esto ha de terminar. No podemos seguir huyendo

Un apasionado beso selló su despedida. El gran primate bajó de la escalerilla y gritó a los cuatro vientos.

– ¡Maldito fontanero! Esta es la batalla final.

Donkey Kong comenzó a saltar y a golpearse en el pecho. Él era el rey de la jungla, y ningún fontanero italiano le iba a separar de su amor. Se acercó a una remesa de barriles apilados y comenzó a lanzarlos contra el monigote bigotudo.

Barril tras barril, fueron esquivados por el italiano. Aquel diminuto ser, con mostacho y gorra, era mucho más habilidoso de lo que Kong había pensado. Por fin, el fontanero se encaró con el mono.

– ¡Libera a la joven y no te haré daño! Yo también quiero tener a una novia como esa, a quien poder desatascarle las tuberías. ¿O crees que me hice fontanero para arreglarle los grifos a las viejas del geriátrico?

Kong enfureció. Volvió a saltar y el terrible impacto hizo que varias plataformas se desplomasen. Una de ellas a punto estuvo de aplastar al fontanero, pero con un ágil movimiento de cintura, logró esquivarla en el último instante.

– No te tengo miedo. Llegaré hasta arriba y terminaré con esto.

Mientras, en lo más alto de la estructura, Pauline observaba aterrorizada la cruenta batalla. Tenía que hacer algo, pero ¿el qué? Kong lanzó el último barril que le quedaba. Era el momento de lanzar las tartas de queso, los muelles, las bolas de fuego… pero nada impidió el ascenso del italiano. Kong había subestimado a su enemigo, y estaba a punto de costarle muy caro.
Finalmente, ambos se vieron las caras, frente a frente. La tensión era máxima, y tanto ellos como la joven Pauline, sabían que aquella situación no tenía marcha atrás. Todo estaba ya decidido.

Pero Donkey Kong tenía un último as guardado en la manga. De pronto, sacó, no se sabe muy bien de donde, un barril y lo lanzó sobre su archienemigo. Mario, que así se llamaba el fontanero, sacó de su bolsillo un gigantesco martillo, y de un golpe seco y directo, rompió en mil pedazos el último de los barriles que se interponía entre los dos. Sin dejar pensar al mono, Mario le asestó un martillazo en la cabeza que lo fulminó en el acto. La batalla había terminado, y el destino de la joven Pauline cambiaría para siempre.


LA BODA

Pauline estaba espléndida. El traje color chicle realzaba todo su cuerpo. Mario la miró. Desde la batalla final contra Donkey Kong, había tratado de consumar su amor con la bella Pauline, pero aquel mágico hecho, nunca llegó a llevarse a cabo.

Por su parte, la joven hacía tiempo que había olvidado a su peludo ex novio. Mario era pequeño y rechoncho, pero en la cama, sus herramientas de trabajo eran enormes y estaban bien engrasadas. Aun así, y a pesar de que ella se entregó por completo, aquella relación no acababa de cuajar. Algo en el cerebro de Mario bloqueaba su mente.

El traje rosa que Pauline llevaba aquella mañana, era el envoltorio perfecto a su casamiento. El reino estaba de fiesta, y ya desde primera hora, los invitados a la boda comenzaron a perder el conocimiento por culpa de unas setas recogidas a saber en qué oscuro lugar.

La hora de la ceremonia se acercaba. Todos los invitados se apilaron alrededor del altar donde la pareja perfecta, Mario Bross y la princesa Pauline, iba a contraer nupcias. Sin embargo, tanto el futuro esposo, como la viciosa esposa, estaban tristes. Algo no iba bien. A pesar de sus reiterados esfuerzos por complementarse, algo impedía ese nirvana total de amor y sexo desenfrenado.

Todos estaban preparados. Bueno, todos no. Faltaba la persona que oficiaría la ceremonia. Luigi, el hermano de Mario ¿Pero dónde demonios se había metido? Los invitados comenzaron a impacientarse y el murmullo iba en aumento.

Por fin, un flaco y bigotudo personaje, apareció ante todos. Era Luigi y lucía unos ojos cristalinos y rojos, síntoma de haber llorado desconsoladamente toda la noche. Carraspeó y consiguió presentarte tímidamente.

– Ejem, perdón por el retraso. Ya estoy aquí. Puede comenzar la ceremonia.

Pauline miró a ambos hermanos. En el fondo de su corazón, lo sabía. Sabía que aun poniendo sus rosados pechos sobre su amado Mario, aquello no iba a funcionar. Y no iba a funcionar, porque Mario solo deseaba aquellos otros fornidos y peludos brazos. Los brazos de su hermano. Cuando los vio juntos por primera vez, lo supo, aunque se negaba a creerlo. Sabía que ambos se deseaban, y que ella, era el hermoso objeto con el que disimular aquella relación incestuosa.

La ceremonia llegaba a su fin y Luigi alzó la mirada y pronunció las últimas palabras, antes de cerrar el enlace.

-…Y si hay alguien que crea que el hermoso Mario y la zorra… bella Pauline no deban contraer matrimonio, que hable ahora, o calle para siempre.

Pauline, resignada dio un paso hacia adelante.

–No. No deseo casarme contigo Mario. No puedo ser la culpable de tu tristeza. Tú no me quieres. Lo sé. He tratado de sodomizarte cada día desde que venciste a Kong. Hemos visitado todos los sex shops del reino para estimularte con mil y un objetos sexuales… pero nada de eso ha funcionado. Nada, porque tú, a quien verdaderamente amas, es a tu hermano Luigi.

Todos los invitados coincidieron en un enorme “oooohhhhh”. Mario se derrumbó, pero Luigi consiguió cogerlo entre sus brazos.

–Mario… mi amado Mario…

El pequeño fontanero tomó un poco de agua antes de abrir definitivamente su corazón.

–Si, Pauline. No puedo mentirte más. Durante este tiempo, he tratado de auto convencerme que yo, el gran Mario Bross, era un tipo de pelo en pecho, y que merecía a una mujer sedienta de sexo como tú. Pero ya no puedo más. Luigi y yo estamos enamorados, pero es una relación que nunca podrá ser. ¡Somos hermanos! ¡Hermanos de Sangre!... Nos saldrían los hijos tontos…

Luigi abrazó a su hermano. No pudo contenerse y acabó derrumbándose también, llorando sin parar, y asumiendo su desdicha y su tristeza infinita. De entre los invitados, una vieja mujer con un mostazo igual que el de los hermanos Mario, subió al altar. Era la mamá de los fontaneros.

–Mario, Luigi… vosotros dos… ¡no sois hermanos! Ni siquiera primos. Ni siquiera yo soy tu madre, Mario. Luigi, tú eres mi hijo, de eso no cabe duda. Las dudas las tendrás, si me preguntas quien fue tu padre. Mario, a ti alguien te dejó en mi puerta cuando eras un bebé, junto con una nota: “No puedo mantener a mi hijo. La crisis me ahoga.  Por favor, hágase cargo de él”. Durante todo este tiempo he mantenido el secreto porque siempre os quise como hijos por igual. Desde pequeñito, combiné la leche de los biberones con hormonas para que te creciese ese hermoso mostacho. Vuestro amor no es impuro. Es gay, pero no impuro.

Cuando la mujer terminó su discurso, todos estaban sonando sus pañuelos, tratando de apaciguar sus lágrimas. Una historia hermosa, ciertamente, pensó la mayoría de ellos. Pauline tomó a ambos por las manos.

-Creo que no podemos disgustar a nuestros invitados. La boda debe continuar. Eso sí… cambiando de novia… bueno… o novio…

EPÍLOGO

Por desgracia, y aunque así fue como sucedió, el misterioso señor N cambió la verdad, y la moldeó a su conveniencia. A fin de cuentas, ¿alguien conoce algún superhéroe gay? Salvo a Kratos, claro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

¿Es el Spectrum Next la evolución que esperabas del <i>Speccy</i>? Tim Gilberts nos muestra en exclusiva la esperada máquina

Los pasados 27 y 28 de octubre tuvo lugar la Play Expo Blackpool 2018 , un encuentro retro en la ciudad costera británica cerca de Mán...