Descubriendo joyas a pares

Ocurre a veces que por más informado que quieras estar del panorama actual de videojuegos, se te escapan grandes juegos que, por no contar con el mismo apoyo mediático de otros títulos (muchos de los cuales acaban siendo mediocridades de gran calibre), pueden pasar de puntillas por los grandes medios y portales del sector. O quizás puede que en este caso que paso a comentar, tal estancia en el limbo se deba a que no he prestado demasiada atención a los lanzamientos para consolas portátiles.

Soy más jugador de consola de sobremesa, de ver la acción en pantalla grande y dejar mi Nintendo DSi para periodos vacacionales en los que no puedo llevarme otra consola. Pues bien, recientemente he hecho dos descubrimientos que incluso me avergüenza reconocer que desconocía su existencia. El primero, hace dos o tres semanas, fue este:

"¡No puede ser!", pensé, "¡Cómo se me pudo pasar por alto!". Metal Slug es una saga que me encanta, y no sabía que existía una séptima entrega para DS. A la saca... Una vez dentro de la consola me encontré con una digna secuela que, sin ser el mejor título de la saga, mantiene todo el encanto (y la dificultad) de siempre.



Pero la cosa no acaba ahí. Hace una semana me topé con otro juego que me tiene pegado a la DS y que salió a la ventana en el ya lejano año 2007.


Qué puedo decir de él. Que estoy enganchadísimo, que su mecánica de juego me parece sublime, que es uno de los mejores plataformas de los últimos años... y que a veces me desquicia y me dan ganas de tirar la consola por la ventana cuando fallo una y otra vez el mismo salto. Pero ahí radica parte de su adicción.
Estoy seguro que el futuro me depara nuevos grandes descubrimientos en el terreno portatil. Tengo por delante una ardua tarea de exploración del catalogo de DS. ¿Tendré tiempo suficiente para jugar a todo lo que encuentre?. No lo creo.