El juego nos pone en la piel de un anciano inventor, que de repente despierta conmocionado y sin muchos recuerdos de lo que acaba de suceder. Pronto se encontrará con un dispositivo que construyó él mismo y que tiene la cualidad de poder hacer que el propietario viaje atrás en el tiempo. De esta manera, nuestro bigotudo amigo tendrá que descubrir por qué está el mundo hecho unos zorros y, a ser posible, arreglarlo. No tardará en aparecer en la aventura un simpático caracol que nos será de mucha utilidad en los rompecabezas, y que además tiene la habilidad de poder parar el tiempo, dándole un poco más de juego a los puzles que nos vamos a ir encontrando.
Y es que aunque las imágenes o vídeos pueden transmitir que es un plataformas, lo cierto es que el factor puzle tiene mucho más peso. O incluso hay pinceladas de aventura gráfica, ya que a veces tendremos que darle tal objeto a algún NPC que no nos hacía ni caso, o combinar estos otros dos objetos para crear uno nuevo que nos ayude a seguir avanzando. Eso sí, los puzles que tendremos que resolver serán bastante sencillotes para el jugador medio.
No sólo la dificultad nos deja entrever que el juego va dirigido a los pequeñajos, la estética también se revela como un tanto infantiloide, algo que en un principio no tiene por qué ser malo. De hecho el apartado artístico quizás sea lo mejor del juego, el leve aroma steampunk está trabajado, el contraste entre las verdes praderas del pasado y los oscuros colores del presente es bastante evidente, los fondos de colores suaves y hasta el efecto al viajar en el tiempo es precioso (muy parecido al visto en el mucho más plataformero Giana Sisters). Sus propios creadores afirman que los personajes y las máquinas que se ven en el juego están inspirados en la obra de Hayao Miyazaki, aunque a nosotros hacer esta comparación nos parece arriesgado, cuanto menos.
En el apartado sonoro, Chronology también raya a buen nivel. Las alegres melodías nunca nos llegaron a cansar y los efectos acompañan muy en la línea de lo que el juego en su conjunto nos transmite. Con respecto a la jugabilidad hay algunos detalles a pulir, por ejemplo el salto es tremendamente impreciso, lo que nos llevará a caer al vacío más de una vez con la sensación de que el error no ha sido nuestro. Por otra parte, alguna vez el personaje se nos ha encasquetado en algún rincón sin poder salir, o hemos perdido el objeto que necesitábamos para avanzar (cayendo al vacío o al agua, por poner un par de ejemplos) sin posibilidad de recuperarlo y teniendo que reiniciar todo el nivel.
Al menos los niveles son cortos en longitud y en número: el juego no nos durará más de un par de horas si no somos demasiado torpes. Aunque lo peor no es su duración, sino cómo es el tiempo que pasamos delante del juego. Chronology es bonito de ver y hasta presenta algún destello de inteligencia por momentos, pero nos da la sensación de que podría estar mucho más refinado de lo que está. No hay coleccionables, ni jefes, ni siquiera un triste secreto, nada que te lleve a querer volver a jugarlo una vez acabado. Estos detalles se perdonarían si la historia te llenase, o si el diseño de los niveles y/o puzles tuvieran algo especial, pero no es el caso, son las mismas cosas que hemos visto ya mil veces.
Si alguien había pensado en Braid al leer “puzle plataformero” y “viajes en el tiempo”, que lo vaya borrando de su cabeza. Chronology nos hace pasar un buen rato, pero nos olvidaremos de él tan pronto como volvamos al escritorio del PC, y es una pena ya que potencial no le falta. Quizás el cambio de manos, como comentábamos en un principio, sea el culpable de una clara ausencia de ambición que le impide mirar a los grandes a los ojos. Chronology podría haber sido mucho más de lo que ha acabado siendo: un juego bonito y agradable sin más.
Por: PixFran
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