Justo en el mismo año en el que el ordenador doméstico Commodore 64 celebra su aniversario por el que cumple 30 años, la máquina resurge de sus cenizas gracias a la aportación de nuevos títulos que compañías como Psytronik sacan a la luz. Sumerjámonos en una historia de traiciones y reyes destronados, donde vuelve a darse rienda suelta a la imaginación por medio de gráficos y sonidos creados a la antigua usanza.
información
sistema:
Commodore 64
origen:
Reino Unido
publica:
Psytronik Software/RGCD
desarrolla:
Trevor Storey y Georg Rottensteiner
lanzamiento:
1 de junio de 2012
género:
Plataformas/Aventura
jugadores:
1
precio:
10,79€ (versión física) / 2,39€ (versión digital)
Por: Sebastián Tito
Los intrincados mapeados en los videojuegos de hace unas décadas eran lo común entre las creaciones de las compañías de software. Nos perdíamos en grandes mansiones, castillos encantados, enormes laberintos, sinuosas mazmorras u oscuros bosques. Todo ello era lo que alimentaba la imaginación de los preadolescentes de los años 80 cuando se adentraban en los diversos mundos de sus videojuegos favoritos.
Y parece ser que eso no ha cambiado ni un ápice, porque justamente es lo que nos ofrecen los desarrolladores actuales para el Commodore 64: más mazmorras, más laberintos y más videoaventuras. Auténticas aventuras de las que más valía que te confeccionaras un mapa para encontrar la salida y una leyenda con el uso que le podías dar a los objetos que encontrases.
La historia del juego comienza de una forma espectacular gracias a las pantallas de presentación animadas que nos relatan los acontecimientos del rey guerrero Rizek, quien hastiado por las interminables guerras en las que su reino interviene, decide que ya es suficiente y declara la paz. Pero sirvientes y vasallos no quieren el final de la guerra, por lo que su hechicero, Kalen, lo envuelve en un hechizo que lo convierte en una bestia inmunda. Después, Rizek es encerrado en una celda en la que permanece durante años. Pasado un largo tiempo, un terremoto hace que los muros de su celda se rompan y, consecuentemente, el rey saldrá de su cautiverio, por lo que intentará recuperar su imagen original y ocupar su legítimo lugar como rey.
Todo lo relatado anteriormente se explica muy bien en una secuencia de introducción mediante gráficos y música –que por cierto es de una calidad soberbia-. Y una vez vista la presentación, iremos a parar a la pantalla de presentación, que sigue las pautas musicales que tan buenos ratos nos harán pasar antes, durante y después del videojuego.
Tenemos que tener en cuenta que Soulless viene -una vez que adquirimos el juego- acompañado de su propio mapa, y que se destina hacia aquellos que se pierdan entre infinidad de pantallas laberínticas. En caso contrario, si estás acostumbrado a estos juegos -aunque necesites reconocer el terreno y dar unas cuantas vueltas- seguro que te ubicaras con facilidad una vez que comiences la aventura. Además, en las instrucciones del juego –también incluidas, como no- podrás ver para qué sirve cada objeto que recojas y su utilidad.
Los autores del juego comentan en el making off que sus influencias son claras, el juego se inspira en las mecánicas jugables de Impossible Mission, un auténtico clásico del año 1984 para C64 y otras máquinas del momento. Y no les falta razón, puesto que el recorrido laberíntico y el uso de objetos son muy parecidos en ambos, salvando las diferencias, claro está. Teniendo como referencia un clásico como el mencionado podemos pensar que Soulless lo va a tener difícil para destacar, pero nada más lejos de la realidad. El juego que nos presenta Psytronik no tiene casi nada que envidiarle, puesto que él solo se basta para demostrar de qué pasta está hecho. De hecho, a nivel gráfico este Soulless se lleva la palma por el alto nivel que alcanza para tratarse de una obra para un ordenador que tiene 30 años de bagaje. El uso del color destaca sobre todo, proporcionado en sus distintas estancias un verdadero crisol de tonalidades, alcanzando un mayor esplendor una vez que abandonamos las mazmorras y alcanzamos el templo.
Lo que más nos ha sorprendido de Soulless es el ultra suave movimiento del personaje protagonista, que ha sido cuidado hasta el extremo. Movernos entre plataformas y saltar en este juego es una verdadera delicia, ya que el control –bien por teclado o joystick- nos proporciona la precisión justa para movernos holgadamente. No se podía haber trabajado mejor en este sentido, lo cual es un alivio, pues ya conocemos otros ejemplos de títulos que se convierten en todo un suplicio para nuestra paciencia.
Mención especial merece la música en este juego, las diferentes melodías que se han compuesto para su banda sonora son de lo mejor que se puede escuchar en un ordenador de 8 bits. Esto se ha conseguido gracias al chip de sonido del Commodore 64, el SID 6581, cuyas excepcionales características han conferido a los cortes utilizados en cada momento la categoría de sublimes. Más de una vez volveréis a poner la intro u os quedaréis extasiados con la música del menú o la que ameniza el transcurso de la partida.
El juego no ofrece una excesiva dificultad, solamente si no estás familiarizado con el estilo o no eres muy diestro a los mandos de un juego de plataformas, te costará encaminar al personaje hacia sus objetivos. Los objetos -como las llaves- son fáciles de localizar y reconocer, y más de una vez agradeceremos el efecto de las tinajas que nos proporcionan ventajas como ser invencible, congelar enemigos, ralentizarlos, destruirlos por completo o curar al personaje. Por otro lado, las bases de regeneración también nos proporcionarán curación, además de servirnos como puntos para salvar la partida. Partida en la que una vez nos han matado, no podremos cargar. Habrá que empezar de nuevo y volver a hacerlo todo desde el principio. ¿Aceptas el reto?
Soulless viene a demostrar que los juegos de aventuras y plataformas no están muertos, ni mucho menos. Hicieron una gran mella entonces y quieren dejar huella ahora también, en pleno siglo XXI. La diversión que este tipo de títulos puede transmitir es equiparable a cualquier otro género de los videojuegos. La verdad es que después de haber probado el título de Psytronik podemos decir que nos encontramos ante un gran exponente actual del C64, que toma el relevo de los mejores de su género y llega a posicionarse en la elite de los juegos que se realizan para este ordenador en el presente.
Los intrincados mapeados en los videojuegos de hace unas décadas eran lo común entre las creaciones de las compañías de software. Nos perdíamos en grandes mansiones, castillos encantados, enormes laberintos, sinuosas mazmorras u oscuros bosques. Todo ello era lo que alimentaba la imaginación de los preadolescentes de los años 80 cuando se adentraban en los diversos mundos de sus videojuegos favoritos.
Soulless |
Y parece ser que eso no ha cambiado ni un ápice, porque justamente es lo que nos ofrecen los desarrolladores actuales para el Commodore 64: más mazmorras, más laberintos y más videoaventuras. Auténticas aventuras de las que más valía que te confeccionaras un mapa para encontrar la salida y una leyenda con el uso que le podías dar a los objetos que encontrases.
Soulless |
La historia del juego comienza de una forma espectacular gracias a las pantallas de presentación animadas que nos relatan los acontecimientos del rey guerrero Rizek, quien hastiado por las interminables guerras en las que su reino interviene, decide que ya es suficiente y declara la paz. Pero sirvientes y vasallos no quieren el final de la guerra, por lo que su hechicero, Kalen, lo envuelve en un hechizo que lo convierte en una bestia inmunda. Después, Rizek es encerrado en una celda en la que permanece durante años. Pasado un largo tiempo, un terremoto hace que los muros de su celda se rompan y, consecuentemente, el rey saldrá de su cautiverio, por lo que intentará recuperar su imagen original y ocupar su legítimo lugar como rey.
Todo lo relatado anteriormente se explica muy bien en una secuencia de introducción mediante gráficos y música –que por cierto es de una calidad soberbia-. Y una vez vista la presentación, iremos a parar a la pantalla de presentación, que sigue las pautas musicales que tan buenos ratos nos harán pasar antes, durante y después del videojuego.
Soulless |
Tenemos que tener en cuenta que Soulless viene -una vez que adquirimos el juego- acompañado de su propio mapa, y que se destina hacia aquellos que se pierdan entre infinidad de pantallas laberínticas. En caso contrario, si estás acostumbrado a estos juegos -aunque necesites reconocer el terreno y dar unas cuantas vueltas- seguro que te ubicaras con facilidad una vez que comiences la aventura. Además, en las instrucciones del juego –también incluidas, como no- podrás ver para qué sirve cada objeto que recojas y su utilidad.
Soulless |
Los autores del juego comentan en el making off que sus influencias son claras, el juego se inspira en las mecánicas jugables de Impossible Mission, un auténtico clásico del año 1984 para C64 y otras máquinas del momento. Y no les falta razón, puesto que el recorrido laberíntico y el uso de objetos son muy parecidos en ambos, salvando las diferencias, claro está. Teniendo como referencia un clásico como el mencionado podemos pensar que Soulless lo va a tener difícil para destacar, pero nada más lejos de la realidad. El juego que nos presenta Psytronik no tiene casi nada que envidiarle, puesto que él solo se basta para demostrar de qué pasta está hecho. De hecho, a nivel gráfico este Soulless se lleva la palma por el alto nivel que alcanza para tratarse de una obra para un ordenador que tiene 30 años de bagaje. El uso del color destaca sobre todo, proporcionado en sus distintas estancias un verdadero crisol de tonalidades, alcanzando un mayor esplendor una vez que abandonamos las mazmorras y alcanzamos el templo.
Soulless |
Lo que más nos ha sorprendido de Soulless es el ultra suave movimiento del personaje protagonista, que ha sido cuidado hasta el extremo. Movernos entre plataformas y saltar en este juego es una verdadera delicia, ya que el control –bien por teclado o joystick- nos proporciona la precisión justa para movernos holgadamente. No se podía haber trabajado mejor en este sentido, lo cual es un alivio, pues ya conocemos otros ejemplos de títulos que se convierten en todo un suplicio para nuestra paciencia.
Soulless |
Mención especial merece la música en este juego, las diferentes melodías que se han compuesto para su banda sonora son de lo mejor que se puede escuchar en un ordenador de 8 bits. Esto se ha conseguido gracias al chip de sonido del Commodore 64, el SID 6581, cuyas excepcionales características han conferido a los cortes utilizados en cada momento la categoría de sublimes. Más de una vez volveréis a poner la intro u os quedaréis extasiados con la música del menú o la que ameniza el transcurso de la partida.
Soulless |
El juego no ofrece una excesiva dificultad, solamente si no estás familiarizado con el estilo o no eres muy diestro a los mandos de un juego de plataformas, te costará encaminar al personaje hacia sus objetivos. Los objetos -como las llaves- son fáciles de localizar y reconocer, y más de una vez agradeceremos el efecto de las tinajas que nos proporcionan ventajas como ser invencible, congelar enemigos, ralentizarlos, destruirlos por completo o curar al personaje. Por otro lado, las bases de regeneración también nos proporcionarán curación, además de servirnos como puntos para salvar la partida. Partida en la que una vez nos han matado, no podremos cargar. Habrá que empezar de nuevo y volver a hacerlo todo desde el principio. ¿Aceptas el reto?
Soulless |
Soulless viene a demostrar que los juegos de aventuras y plataformas no están muertos, ni mucho menos. Hicieron una gran mella entonces y quieren dejar huella ahora también, en pleno siglo XXI. La diversión que este tipo de títulos puede transmitir es equiparable a cualquier otro género de los videojuegos. La verdad es que después de haber probado el título de Psytronik podemos decir que nos encontramos ante un gran exponente actual del C64, que toma el relevo de los mejores de su género y llega a posicionarse en la elite de los juegos que se realizan para este ordenador en el presente.
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