AÑO: 1984
GÉNERO: Shoot'em up
PROGRAMACIÓN: Tecfri
PUNTUACIÓN: *****
D
espués de estrenarse a lo grande con el impresionante ejercicio de tridimensionalidad de Ambush, los desarrolladores de Tecfri volvieron a poner en marcha la maquinaria con Hole Land. El título fue lanzado en el año 1984, y al igual que Ambush, llegó a ser comercializado en Japón. Según Javier Valero, técnico hardware de Tecfri, el juego fue vendido por 200 millones de pesetas a los nipones de UEP Company. El lector avezado en el idioma japonés podrá encontrar reseñas de las revistas especializadas orientales de la época, dispersas por la red.
Hole Land contaba con un arma definitiva para encandilar a los jugadores del país del Sol Naciente: la estética. Si echáis un vistazo a los pantallazos, caeréis en la cuenta de que los sprites y los escenarios podrían pasar perfectamente por los de un título parido en Japón. Aquella decisión desniveló la balanza a favor de que pudiera ser exportado hacia el continente asiático.
Lo cierto es que si nos ceñimos al componente jugable, Hole Land tampoco era ninguna maravilla. Nos encontramos ante un matamarcianos que toma inspiración de dos grandes referentes: Space Invaders y Centipede. Manejamos a un robot que se desplaza por la línea inferior de la pantalla de forma horizontal, disparando a los enemigos que van avanzando de forma vertical, utilizando los hoyos repartidos por el nivel para atrincherarse e intentar esquivar nuestros proyectiles. Para hacer más amena la partida, una especie de cráter volcánico, más cabreado que Cristiano Ronaldo tras fallar un penalti, se encargará de hostigarnos una y otra vez disparándonos esferas incandescentes.
Marca España. El matamarcianos Hole Land representa un caso tan curioso como insólito en lo que a historia del videojuego español se refiere, y es que, con casi total seguridad, se trata de un título que dejó huella con más fuerza en Japón que en nuestro propio país.
Hole Land duraba un suspiro, ya que sólo contaba con tres niveles, siguiendo el último de ellos una metodología más propia de Phoenix o Galaga, exentos de trincheras. Como traca final, un enorme cerebro insomne haría acto de aparición, tomando el relevo de insignes Final bosses de arcades españoles como el recordado Cabezón del pionero Destroyer (1980, Cidelsa).
Por: Zed
Para saber más: www.recreativas.org y Continue Play? Historia de las máquinas recreativas españolas.
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