Shenmue 2 cumple 10 años

Como pasa el tiempo. Todavía no nos hemos repuesto de las nuevas presentaciones y promesas de sistemas de videojuegos, y ya hace la friolera de una década que apareció uno de los mejores títulos de la historia: Shenmue II. La búsqueda de Ryo en Hong Kong del asesino de su padre le llevará a encontrarse con nuevos e interesantes personajes, bandas mafiosas, muchos peligros y horas de diversión.


Concebido como una larga historia dividida en episodios, la magna obra de Yu Suzuki tuvo un final precipitado debido a los altos costes de producción y a la prematura muerte de la última consola de Sega hasta el momento, Dreamcast. Shenmue II llegó a las estanterías niponas un 6 de septiembre de 2001, causando cierto revuelo aunque los usuarios ya se olían el futuro incierto de la saga. En Europa llegaría poco después, toda un sorpresa si comparamos la diferencia de más de un año que existió en el lanzamiento de la precuela entre Japón y el mercado europeo. En Estados Unidos tuvieron que contentarse con la conversión a Xbox de finales de 2002.

Shenmue quedará para siempre en la retina de los jugones por su revolucionara puesta en escena, la obscenidad de todos sus escenarios detallados hasta el máximo, la historia dotada de un cariz adulto que se desarrolla ante nuestros ojos, y la relativa libertad que poseía nuestro personaje para deambular por las calles del juego. Suzuki tuvo el detalle además de incorporar los famosos salones recreativos virtuales, donde dejarnos los cuartos juegando a las emulaciones de Hang-On por ejemplo, y de introducir de una forma bastante sutil los controvertidos QTE (Quick Time Events) para resolver ciertas situaciones.

La barbaridad en los costes de producción seguramente dilapidaron el sueño de Yu y el resto del equipo, pero deberíamos darles las gracias (y a Sega), por su valentía al acometer un proyecto tan gigantesco en un momento tan complejo. Recordemos durante un tiempo al bueno de Ryo y su chupa de cuero ochentera, mientras volvemos a sentir de nuevo el mando de Dreamcast en nuestras manos y vemos como su padre muere asesinado a manos de un hombre sin corazón. ¡Venganza!