Último episodio publicado: 2 de julio de 2024


16 de febrero de 2011

Visiones del pasado - Navy Seals para GameBoy

En RetroManiac nos gusta en ocasiones recuperar del olvido a aquellos juegos que fueron injustamente tratados en su momento, o que simplemente por alguna razón pasaron sin pena ni gloria cuando fueron lanzados. Los clásicos de toda la vida los conocemos prácticamente al dedillo, ¿pero qué pasa con todos esos tapados, con esos juegos que también nos lo hicieron pasar francamente bien a los mandos de nuestro ordenador o consola pero que no han pasado a la historia?


Hete aquí que nos encontramos con un divertido cartuchito de Ocean lanzado en 1991. Navy Seals, un juego basado en la licencia de la película de Orion Pictures que ya antes había pisado la mayoría de los ordenadores del momento (desde Amiga, programada por los inefables John Meegan y Bobby Earl, hasta Spectrum), y que obtuvo unas críticas más que notables superando con creces a la película en la que se inspiraba. Para su posterior conversión en GameBoy sufriría algunas alteraciones en su desarrollo y concepto, para bien, ojo, logrando un planteamiento de juego altamente portable como exigía la plataforma de Nintendo, aunque todo eso no evitaría, como veremos más adelante, que la dificultad seguiría estando muy ajustada, muy en la línea de la desarrolladora británica.

La primera pantalla en la versión 16 bits de Amiga.

Antes de empezar un poco de historia chusquera para situarnos en contexto, que es algo que nos encanta. Una experta en licencias cinematográficas como Ocean (Robocop, Batman, Terminator, Total Recall... ¡nos faltan dedos de las manos!) no dejaría de lado la apetitosa adaptación de una peli tan increíblemente pésima e infumable como lo fue en su momento Navy Seals. Quizás en la actualidad podamos apreciar al film con otros ojos, como un producto más en la línea de la divertida serie "B", de esas con las que poder echar unas sonoras carcajadas junto a tus amiguetes una tarde de sábado, pero allá por el verano del 90 se concibió como cine de acción, y, oiga, del bueno, bueno... Muchos tiros y explosiones burras, escenas de lucha, dobles de actores saltarines y tíos descerebrados de gatillo fácil (no ha cambiado mucho el género en estos 20 años por cierto), pero que desgraciadamente no enganchaba, ni era creíble a pesar del escenario terrorista en pleno Mediterráneo en el que se ambienta. Además, comparar al Charlie Sheen de pantalón corto y camiseta hawaiana actual con el proyecto de Rambo de entonces no acaba de conectar bien en nuestro cerebro, es más, a un servidor le produce cierto desasosiego comprobar como el corte de pelo sigue siendo prácticamente el mismo que entonces. Para este tío no pasa el tiempo.

La pantalla de título con el
águila y escudo de los SEALS.
Un momento de gran tensión.
¿Y mi francotirador?


En fin, para hurgar aún más en la herida de esta producción condenada al fracaso comercial, quedaba empequeñecida por Robocop, la sombra de la gran franquicia de Orion en aquellos años era alargada, y si bien la trilogía del robot policía más violento y vengativo del momento tampoco era un prodigio, las andanzas dirigidas por el polémico Paul Verhoeven del pobre Murphy transmutado en una máquina de mirada ida y sentimientos encontrados, tenía cierto interés para el espectador de andar por casa. No, no era complicado identificarse con ese pobre poli cosido a balazos en la primera entrega por husmear donde no debía, y reconvertido posteriormente en una máquina perfecta al servicio de la ley. Fascinante.

Nos desviamos del tema. Es posible que la película fuera un bodrio rácano y olvidable, pero no así los juegos programados por nuestra querida Ocean. En los 16 bits se convirtió en un excelente plataformas de acción típico europeo, de cuidados gráficos y controles. La versión para Spectrum por ejemplo tampoco le andaba la zaga, mientras que para GameBoy, desarrollada algo después que estas versiones originales, nos conformaríamos con una aventura reducida pero muy adictiva, y lo que es mejor, divertida y perfecta para partidas rápidas con nuestro ladrillo portable preferido.

Comparando misma escena
en GameBoy y Amiga



En Navy Seals juego tomaremos el papel de un tipo chulesco, que armado con unas gafas negras discotequeras y un pistolón de tres pares de narices, tendrá que infiltrarse en territorio enemigo para primero liberar a los prisioneros, y posteriormente desmantelar todo el tinglado terrorista que amenaza al mundo con sus ideas radicales. Aunque lo cierto es que la historia no nos importa demasiado en este tipo de títulos, la verdad es que Ocean la desarrolla excelentemente gracias a la división episódica de Navy Seals, a las pantallas gráficas de introducción y final de los niveles y al texto narrativo que nos va contando lo que hemos hecho y lo que vamos a hacer. Punto positivo. Lo siguiente que nos encanta es su planteamiento: Avanzar, disparar, saltar y eliminar enemigos. Poco más. Contaremos con dos armas diferentes, la consabida pistola, siempre equipada, y su substituta una vez que encontremos el correspondiente item en el escenario, una especie de UZI que inflige más daño en el enemigo. Para ambas la munición está limitada (hay que encontrar los cartuchos también a modo de items), y mientras que con la pistola necesitaremos dos tiros para acabar con los enemigos, con la UZI nos bastará uno. Por otro lado hay un tiempo limitado para acabar los niveles y tendremos la opción especial de que un francotirador acuda a nuestra ayuda pulsando el botón "select", acabando así con todos los enemigos que existan en pantalla. Muy útil en niveles posteriores cuando nos sintamos realmente acosados.

Con el francotirador nos
libraremos de los enemigos

Ya no se construyen "guaridas"
como las de antes


Hablando de enemigos, son siempre el mismo, una especie de árabe estereotipado de pantalones bombachos, barbita y chilaba, al que encontraremos la mayoría de las veces desarmado. En otras ocasiones también amenazará con chuchillos (no podremos dispararle de frente) o incluso con una suerte de pistola. El peligro real de estos enemigos es que si nos tocan moriremos, es instantáneo, y si bien al principio del juego los veremos acercarse dándonos tiempo a reaccionar, posteriormente vendrán en carrera, saltando y desde varios lugares de la pantalla a la vez, así que en ocasiones será necesario aprender exactamente sus rutinas de acercamiento para evitar "chocar" con ellos. La inteligencia artificial es reducida, pero la verdad es que poco nos importa si al final es divertido. Ah, por cierto, no existen los enemigos finales, ni falta que le hacen, ya tenemos suficientes con encontrar la salida…

La salida por fin.
¡Ah! ¿Qué sólo es el primer nivel?

A partir del barco la cosa
ya se pone "chunga"


Dificultad "in crescendo"
¿Y qué pasa con la dificultad? Fácil, es la característica de los juegos de los 90, en los que la curva de la dificultad era real y bien marcada. El primer nivel es un paseo y nos servirá como toma de contacto en el juego, de los controles y de como actúan los enemigos. Es corto y sin bifurcaciones. A partir del segundo la cosa se complica, el esquema de los niveles es más complejo, hay puertas, trampas, distintos caminos y algunos secretillos muy divertidos de descubrir. Nos encontraremos con más enemigos, más agresivos y rápidos, ¡y el tiempo corre en nuestra contra! Lo cierto es que llegar hasta el final es complicado, el mapeado ya no es tan sencillo, y será esencial conocer la ubicación de los ítems (sobre todo el del francotirador y la vida extra) si queremos llevar a buen fin nuestra misión. Para ayudarnos, desde la pantalla inicial del juego podremos seleccionar practicar los diferentes niveles (excepto el último, que sólo aparece en el modo normal de juego), y así allanar una pizca el camino. Con todo, el que suscribe no llegó nunca a finalizar el cartucho allá en el 92 cuando aún imberbe, tuvo la suerte de catarlo por primera vez.

Game Over. La próxima vez
intentaremos hacerlo mejor.

Unas buenas gafas oscuras
y una UZI. No necesitamos más.


Técnicamente notable, en la línea de Robocop 2, tanto en gráficos como en sonido, juraríamos que han sido desarrollados por grupos de programación idénticos, o que al menos comparten integrantes (hemos sido incapaces de encontrar los créditos para estos cartuchos). Podríamos aventurarnos incluso a calificarlo como "marca de la casa", típico Ocean. En la amarillenta pantalla de la GameBoy nos encontraremos con animaciones más que correctas, no hay ralentizaciones, ilustraciones muy buenas en los intermedios entre los niveles, sonidos y músicas más que correctos, y controles geniales sin sensación de inercia como ocurría en el mencionado Robocop o en Hook... Lástima que los enemigos son siempre iguales, y que la banda sonora, a pesar de animada y bien realizada, terminará por machacar nuestros oídos porque se repite una y otra vez a lo largo de todo el juego.

Navy Seals es en definitiva, la vieja escuela en su máximo esplendor. Disparas, avanzas, nos aprendemos el mapeado, descubrimos los secretos en los niveles y la rutina de movimiento de nuestros enemigos, utilizamos sabiamente los cuatro ítems contados con los que contamos, y llegamos, si somos habilidosos al final. Nuestro personaje es un sprite con cierto carisma y la musiquilla que nos acompaña es animada, las partidas son cortas pero divertidas, el manejo instantáneo y no tendremos que leernos un manual de tropecientas páginas. Es lo que venía a ser un buen juego en esa década prodigiosa de los 90, ¿y es que acaso necesitamos más?

Nota: Imágenes cortesía de Mobygames.

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